La amazona Malú se proclama campeona de Asturias de saltos
María Luisa Sánchez, 'Malú', se proclamó campeona de Asturias absoluta de saltos, un título que no conseguía una mujer desde los 80
«Le compré 'Fostine Mascaiase Coco' a mi pareja, Antonio Cabanas. Me dijo 'he traído una yegua de Francia que te encaja. Está verde, fuera ... de forma porque ha estado criando. No sé si te va a valer, pero te encaja. Decide tú'. Me subí a ella y no podía con ella, se desbocaba, pero sentí algo... Y la compré en contra de todas las opiniones. De hecho, mis padres se enfadaron porque me decían que me iba a caer...».
La hípica es un deporte en que el aficionado, situado en la grada, pendiente de cualquier movimiento, de cualquier gesto inesperado, aguanta la respiración cada vez que un animal de media tonelada salta un obstáculo. Todo es silencio. Solo roto por la respiración del ejemplar, por el sonido de los cascos sobre la arena. Cuando este pasado domingo, María Luisa Sánchez, a la que todos llaman 'Malú', y 'Fostine Mascaiase Coco' cruzaron el último obstáculo de la segunda, y última, manga, de la prueba absoluta de adultos del Campeonato de Asturias de Saltos 2025 en el Chas, la yegua recibió unas bien merecidas palmadas en el cuello, pero también besos, muchos besos.
'Malú' (Oviedo, 1995) es de esas amazonas que no se detiene ante nada, que no se atraganta ante las dificultades, los retos, y que disfruta, saborea, momentos como el de subir a lo más alto del podio como campeona de Asturias absoluta de saltos. «¿Desde cuándo monto? Desde que nací. Cuando era todavía un bebé, mi padre ya me ponía en la silla», explica desde el otro lado del teléfono. La amazona ovetense tiene una vida con los caballos, pero también otra lejos de ellos.
Practicó de muy joven en las instalaciones de El Asturcón, pero apareció entonces el camino del modelaje. «Mi madre estaba muy empeñada en que tirara por ese camino porque soy bastante alta y demás. Y me lié un poco con eso», explica María Luisa, que sabe bien que la hípica es un deporte en el que se trabaja con animales las 24 horas. No hay días de descanso. Y, cuando uno se dedica a la competición, necesita un número importante de ellos. Cuando no es uno, es otro. Siempre hay que estar dedicado al 100%. «Además, soy muy competitiva y no tenía los resultados que quería porque no podía hacer algo con un animal que no estaba capacitado. No tenía una economía para tener el ejemplar que requería mi altura, la categoría...».
Malú se abrió una carrera profesional en Madrid. Le fue bien. Y, aunque pasaron unos diez años, siempre tuvo en la mente el mundo de la hípica. «Tenía pensado guardarme el dinero que ganara para comprar otro caballo, pero en modo hobby realmente. No pensaba en competir». Pero lo hizo. De eso hace unos cuatro años. «Sí, sí, de forma constante. Lo que pasa es que, obviamente, no tengo la economía para viajar por el mundo como hacen otros jinetes y amazonas, o para acudir a concursos en los que la matrícula igual son 5.000 euros. Una locura», explica.
De momento, este verano ya tiene una cita cerrada con el Hípico de Gijón. El título de campeona de Asturias de saltos lleva un premio acompañado: una invitación para el CSIO. «Ese es el mejor regalo. Se me ponen los pelos de punta solo pensando en correr allí. Es un privilegio», hace hincapié 'Malú', que vive en una finca en Hevia, entre El Berrón y Granda. «Antonio me dijo que estaba perfecta de forma, que podía hacerlo perfectamente y confió en mí hasta el final», recuerda con una sonrisa la amazona, pese a participar «en desventaja» ya que muchos de sus rivales venían de competir en Cádiz, Montenmedio, Valencia e, incluso, de fuera de España.
El primer día, en una prueba de velocidad, finalizó séptima. Al día siguiente, en un baremo 2, se plantó quinta en la clasificación tras hacer un cero «increíble» y acabar segunda. «El domingo no tenía la esperanza de vencer. Tenía un poquito la cosa de escalar por una medalla, porque no estaban lejos. Mi pareja me dijo 'ten mucha fe porque hoy las cosas van a cambiar, es un recorrido muy exigente'», afirma la ovetense. «Me concentré bien, confié mucho en la yegua y me salió brutal. De hecho fui el único cero de la prueba». Nadie más lo consiguió en este primera manga. Y la alegría se desbordó en la segunda. «Empecé un poco nerviosa, pero, tras los dos primeros obstáculos, me relajé e hice otro cero. Sentí una alegría inmensa, tiré el casco al suelo, me bajé rápida de la yegua, le empecé a dar besos, empecé a llorar...».
'Malú' no solo se proclamó campeona de Asturias de salto. A ese mérito añade otro: la última vez que una mujer había logrado el oro en la prueba, explica, fue en 1982. «Es una categoría muy exigente, con muchos hombres y pocas mujeres. Eso sabe a gloria».
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