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«Las directoras y los directores responsables de los centros educativos públicos de Asturias nos dirigimos, una vez más, a usted, señor Presidente, y a ... la sociedad asturiana para expresar de forma conjunta lo que sentimos tras el reciente nombramiento de la nueva consejera de Educación«. Arranca así la carta que han enviado a Adrián Barbón un grupo de directores de centros públicos. Algunos de ellos forman parte de los 85 que dimitieron hace unas semanas a raíz del conflicto en la enseñanza asturiana.
Los equipos directivos asturianos se alzaron con voz propia en este conflicto. Primero, con una carta firmada por casi 200 de ellos, en los que recogían las necesidades de sus centros. Una carta que remitieron a Adrián Barbón. Después, un centenar de directores amenazó con dimitir si no había avances en las negociaciones entre sindicatos y Administración, una dimisión que presentaron finalmente 85 de ellos. Dimisiones, por otra parte, que por el momento no han sido aceptadas por la Consejería de Educación, por lo que todos ellos siguen en sus cargos en funciones.
Ahora, un grupo ha remitido otro escrito al presidente del Principado, tras la toma de posesión de Eva Ledo como nueva consejera, un nombramiento que llega después de que «hayamos alzado la voz, como muchos compañeros, movidos por la impotencia de no poder ejercer nuestra labor directiva con los medios necesarios para garantizar una educación de calidad, equitativa e inclusiva».
Le recuerdan a Barbón ese primer manifiesto, que fue «un grito de auxilio, pero también un acto de responsabilidad y de amor hacia una escuela que queremos más fuerte, más justa y más humana». Ahora, con la designación de Eva Ledo, «creemos que se abre una puerta. No celebramos aún logros, porque queda mucho por hacer, pero sí reconocemos un punto de inflexión, un primer paso firme que puede marcar un antes y un después. Esta decisión política representa una oportunidad que valoramos como un cimiento sólido sobre el que empezar a construir».
Un apoyo más para la nueva consejera entre los muchos que ha recibido desde que se supiera su nombre, que ha sido muy bien acogido en todos los sectores educativos.
«Es ahora el momento de permitir a la nueva consejera tomar decisiones, formar su equipo con libertad y rodearse de quienes realmente puedan impulsar nuestra educación pública. Conoce bien el sistema, los centros y la realidad de las aulas. Esperamos que pueda avanzar sin interferencias, con autonomía y con un enfoque centrado en el bien común», dicen los directores, que confían en que «esta etapa marque el inicio de un cambio real: que se escuche al profesorado, se dignifique su labor, se valore y respalde la función directiva, se apueste por la estabilidad y se sitúe al alumnado en el centro de toda acción educativa, respetando sus diferencias, capacidades y contextos. Que se recuperen los apoyos, recursos y tiempos que, en los últimos años, se han visto mermados».
Dicen los directores que «queremos dejar atrás la camiseta negra que simbolizó nuestra lucha, el negro del carbón y del ocaso de la educación pública, para volver a vestir, con gran orgullo, el azul y el amarillo de nuestra bandera. Que esa bandera, con los recursos que merece, lidere una escuela pública asturiana digna, fuerte y referente en todo el país. Quedan desafíos, sí, pero esta nueva etapa puede ser el verdadero comienzo del cambio que tanto anhelamos».
Desde los equipos directivos reclaman «abrir espacios de escucha a quienes conocemos el sistema desde dentro, a quienes lo hemos vivido desde las aulas. Tal vez ahí, en ese diálogo sereno y compartido, se encuentre parte del impulso que nuestra educación necesita».
La carta finaliza con un «mensaje sincero de bienvenida a Eva Ledo: recibimos su nombramiento con ilusión contenida y con el profundo deseo de que esta nueva etapa marque el inicio de un cambio real y duradero. Confiamos en su capacidad y compromiso, y le trasladamos nuestra total disposición para colaborar, aportar y trabajar, codo con codo, por una educación pública asturiana a la altura de lo que merece nuestra sociedad: una educación de calidad, equitativa e inclusiva».
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