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La huelga de la enseñanza eleva la tensión y el Principado busca una salida al límite
El Principado avanza que presentará este miércoles una propuesta con «un compromiso presupuestario importante»
El conflicto en la educación pública asturiana se recrudece por momentos y el Gobierno del Principado busca una salida a contrarreloj. A la huelga ... indefinida, la multitudinaria e histórica manifestación que tuvo lugar el domingo en Oviedo y las concentraciones ya habituales se sumaron encierros en varios centros educativos y en la propia Consejería de Hacienda. Pero también piquetes informativos allí donde estuviera previsto que fuera a acudir alguno de los consejeros que se han hecho cargo de las negociaciones tras la dimisión de la hasta ahora responsable de Educación, Lydia Espina, o el propio presidente del Principado.
Adrián Barbón recuperó su agenda pública tras un viaje privado de dos días que él mismo quiso tildar en sus redes sociales de «relámpago» y por el que ha recibido fuertes críticas al ausentarse de Asturias en plena ola de manifestaciones. Su reaparición pública fue para acudir a la reunión del jurado del Premio Princesa de Asturias de la Concordia, en el Hotel de la Reconquista, en Oviedo, donde fue recibido entre gritos y abucheos.
Dijo a su llegada y ante los medios de comunicación «hacerse cargo del malestar» y mostró su confianza absoluta en la capacidad negociadora de la vicepresidenta, Gimena Llamedo y del portavoz del Gobierno, Guillermo Peláez, que esta tarde volverán a sentarse con los sindicatos para tratar de alcanzar un acuerdo. «Si hay un gobierno que aboga por el diálogo es el que yo presido», sentenció el dirigente autonómico que, recuperando su mensaje de investidura, reiteró que «empeño mi palabra por Asturias» y, en este caso, «empeño mi palabra por la educación pública».
Horas antes, Gimena Llamedo, recibida por un piquete informativo en las puertas del Museo de la Sidra, en Nava, prometió, en un tono conciliador, presentar hoy en la reunión convocada con los sindicatos «una propuesta para mejorar la escuela pública asturiana», mientras que Guillermo Peláez, el también responsable de Hacienda, adelantó incluso que se iba a ofrecer un acuerdo «a través de un compromiso presupuestario importante».
«No están siendo días fáciles»
Antes de su reaparición pública en el Hotel de la Reconquista, Barbón había difundido un mensaje institucional grabado apelando nuevamente al consenso y al diálogo, y que bien recuerda a las criticadas comparecencias a través del plasma ya utilizadas por otros dirigentes naciones. La fórmula de dirigirse a los manifestantes no hizo más que caldear el ambiente entre los docentes, que llevan días exigiéndole que dé la cara. Fue precisamente tras la reunión del jurado del Premio Princesa de Asturias cuando mantuvo un breve e improvisado encuentro con varios directores que le trasladaron de forma tranquila, e incluso emocionados, sus quejas. «Marchamos a casa con la frustración de no poder responder a las necesidades de nuestros alumnos», le dijeron. «Necesitamos más manos», reclamaron. «Las escuelas están cayendo, tenemos goteras en las clases», enumeraron ante un presidente que, tras intentar sin éxito tomar la palabra, optó por escuchar. Y tuvo mucho que escuchar.
Cuando por fin pudo hablar, Barbón quiso, eso sí, poner en valor algunas de las inversiones realizadas en los últimos años y les advirtió de que «un centro nuevo son quince millones de euros». «Pero se podrán hacer reformas», le rogaron. «Vamos a ver si avanzamos», prometió antes de despedirse.
A través de las redes sociales, el presidente había querido mostrar su apoyo y agradecimiento a la labor de la ya exconsejera y ahondar en los mensajes que trasladó el lunes en rueda de prensa el portavoz del Gobierno. El compromiso del Principado de Asturias con la educación pública, su intención de alcanzar un acuerdo que sirva para reforzar el sistema educativo asturiano, pero también la utilización política de la situación. «Hay personas que están utilizando el conflicto para favorecer las opciones de la derecha y la extrema derecha y dañar al Gobierno de Asturias», se quejó. «No están siendo días fáciles», admitió, muy sintomáticamente.
Reunión ejecutiva
Y es que el daño político que la huelga está generando al Ejecutivo de Adrián Barbón es evidente y por ello la FSA convocó este martes a la ejecutiva para abordar la crisis desatada tras la dimisión de Lydia Espina, segunda en menos de dos meses, y la tensión generada con sus socios de Gobierno, Convocatoria por Asturies, por su apoyo explícito a la manifestación del domingo contra las políticas del Principado. Finalmente, la reunión telemática, en la que no estuvo presente Barbón por coincidir con su compromiso con los Premios Princesa, sirvió para poner en valor la figura de Espina, y abordar el conflicto educativo aunque, «por ahora», no se han tratado las críticas internas a IU.
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