La Cuesta del Cholo se reformará en 2026 con un graderío adosado al Tránsito de las Ballenas

Fuentes municipales explican que para este graderío se plantea «un diseño moderno que se integre bien en el espacio y que dignifique esa zona que, especialmente con el buen tiempo, es muy concurrida». Al abordar esta reforma también se tendrá en cuenta, aseguran estas fuentes, que la Cuesta del Cholo es «un espacio de gran relevancia para Gijón y uno de los lugares donde se ve una puesta de sol más bonita, por lo que el objetivo es preservarlo y favorecer su disfrute». En ese sentido, se garantiza que este patrimonio del ocio gijonés seguirá ofreciendo las mejores condiciones para tomar un culín de sidra o disfrutar de un atardecer.

Para la grada en cuestión se van a evaluar diferentes materiales, aunque en un primer momento se habló de una infraestructura pensada en piedra cuyo aspecto mantendría la armonía con el entorno actual.

La última intervención municipal en ese popular punto de encuentro y esparcimiento de Cimavilla fue en plena pandemia bajo gobierno de PSOE e IU. Fue con motivo de las obras para instaurar una plataforma única de adoquines en el Tránsito de las Ballenas, que además de sustituir el viejo empedrado incluyó un mosaico de mármol en el pavimento que recuerda el pasado ballenero del barrio alto. También en el anterior mandato se modificó visualmente ese espacio con la inauguración del busto del cantante Manolo Carrizo y el banco pintado con los colores de la bandera arcoíris para visibilizar al colectivo LGTBI.

En materia hostelera, el cambio más reciente en la zona ha sido el giro que se le ha dado al emblemático bar Mercante con el traspaso al Grupo Al Peso, que incluyó cambio de nombre, ampliación de horarios y nueva oferta gastronómica.

En ese mismo entorno sigue actualmente también la planificación para construir el primer hotel de cinco estrellas de la ciudad en la antigua sede de la Autoridad Portuaria. Se trata del proyecto que promueve el industrial avilesino Ignacio Santiago Pereiras y del que se desvinculó hace unos meses el arquitecto Diego Cabezudo. Su tramitación urbanística sigue avanzando, pero es complicado a día de hoy poner fecha al inicio de las obras porque quedan por delante farragosos trámites como la modificación del PERI (Plan Especial de Reforma Interior) de Cimavilla, una tarea que se le atragantó al anterior gobierno municipal, y la posible modificación de la ficha del catálogo urbanístico.

De los pocos detalles que se van conociendo de este nuevo proyecto hotelero, se sabe que se conservará la fachada del edificio histórico del Muelle en vez de demolerla. Lo que sí desaparecerá con esta actuación es el edificio adosado, más próximo a Lequerica y el Torreón, que se utilizaba como viviendas para los directivos de El Musel. Esa parte no está catalogada y se sustituirá entera. Se prevé también un pequeño recrecido.

Más dudas hay sobre lo que puede pasar con el edificio de Sanidad Exterior contiguo al murete del Tránsito de las Ballenas. El promotor del hotel quiere hacerse con él, cuando finalice en 2027 el alquiler del inmueble por parte del Puerto, para incorporar esa parcela a su proyecto. Pero como el responsable de ese servicio se jubila antes de que venza ese arrendamiento, el nuevo equipo directivo de El Musel dice que no descarta ahora otro tipo de alternativas que permitan abrir ese espacio al público.

Al margen de eso, también está el plan de inversiones para Cimavilla hasta 2030 anunciado en febrero por el Ayuntamiento que aspira a dinamizar el barrio alto con la ayudas de fondos Feder.